El momento más duro de la oposición.

Sabemos lo difícil que es ser constante en el estudio, pero lo has conseguido, te sabías los temas, lo hiciste muy bien y así lo atestiguan tus notas. La parte práctica te la habías preparado, tuviste suerte, ese tema lo dominas, para algo llevas tiempo trabajando.

¿Y mi programación? Un 7,5, estaba genial, me lo curré un montón, anexos de todos los colores, pero si hasta les enseñé al tribunal autores, aplicaciones y métodos que no sabían ni que existían.

Y aquí estoy, con mis oposiciones aprobadas, reto cumplido, todo esfuerzo tiene su recompensa, pero entonces… ¿por qué nadie me felicita? ¿Qué he hecho mal?

Todos me dicen… ¿pero tienes plaza…?

Pues no, ¡no tengo plaza!, y no puedo hacer nada más para tenerla, porque eso no depende de mi, no es un factor que yo pueda controlar y por tanto no debería afectarme tanto.

La vida sigue, la experiencia aumenta y esta desazón que siento ahora mismo pasará y volveré a coger los temas, a repasarlos, a darles una nueva pincelada con ese libro que me estoy leyendo, cogeré energía y le echaré valor y sí, aprobaré de nuevo, y espero que esta vez me feliciten.

El momento más duro de la oposición es ese en el que te das cuenta de que tú ya no has podido hacer nada más, pero no ha sido suficiente, nadie te dijo que fuera fácil, pero tan difícil tampoco, esperabas que te pasara como a toda esa gente que presume por internet de ser el número uno, como a ese compañero que se estudió un tema y le salió, como a tu prima a la que llamó el tribunal para felicitarla por su genial exposición, pero no ha sido así, has sido uno de los miles que se han quedado sin plaza.

Pero eres más fuerte que todo eso, te repondrás y volverás a empezar el proceso con más ganas que nunca, porque ya no empiezas desde la casilla de salida, ya tienes un bagaje y eso se nota, ese odio que ahora mismo le tienes al sistema se irá en cuanto vuelvas a dar clase.

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Los principios del entrenamiento te harán sacar la plaza